Hay ideas que llevan tiempo latentes. A veces, no sabes que las estás gestando hasta que un día las ves con nombre propio. Y entonces todo encaja.
Así nació Proyecto Proteo. No como una ocurrencia brillante, sino como una acumulación de intuiciones. Llevaba tiempo sintiendo que algo faltaba en la conversación sobre la inteligencia artificial y la educación. Un desequilibrio incómodo: mientras los adultos intentan comprender cómo les afectará la IA en su trabajo o en su día a día, los adolescentes –los verdaderos protagonistas del futuro– están, en muchos casos, completamente al margen de esa conversación. Como si no les afectara. Como si tuviéramos tiempo de sobra.
Y no lo tenemos.
¿Por qué Proteo?
Elegí ese nombre porque Proteo, en la mitología griega, era un dios que podía adoptar cualquier forma. No se dejaba atrapar fácilmente, pero si lograbas retenerlo, te revelaba verdades ocultas. Me pareció una metáfora perfecta para la IA: una herramienta maleable, que cambia de forma según la usamos, pero que, bien comprendida, puede revelarnos formas nuevas de pensar, aprender y crear.
También es, en cierto modo, una forma de rendir homenaje a Seymour Papert, que comparaba el ordenador con un Proteo moderno: capaz de tomar la forma de cualquier pasión del niño, desde las matemáticas hasta la música o el fútbol. Para mí, ese enfoque no ha perdido vigencia. Al contrario, es más urgente que nunca.
¿Y por qué ahora?
Porque estamos en el momento justo. No porque la tecnología lo diga, sino porque los adolescentes ya están interactuando con la inteligencia artificial, aunque no siempre de forma creativa y efectiva. Pero lo más grave es que no todos la usan.
Proyecto Proteo nace como una invitación a cruzar ese umbral. A dejar de ver la IA como una amenaza o un misterio y empezar a verla como una extensión de nuestra inteligencia, de nuestra creatividad y de nuestra voluntad. Una inteligencia activa.
Un proyecto con doble mirada
Proteo está pensado para adolescentes, pero con una mirada muy clara puesta en sus familias. Porque si queremos que los jóvenes exploren estas herramientas, necesitamos que sus padres entiendan por qué es urgente, por qué no podemos esperar a que “se lo enseñen en el cole” (spoiler: en muchos casos no se lo enseñarán). Necesitamos que los adultos de referencia actúen como catalizadores, no como freno.
No quiero crear un curso más. Quiero crear un espacio. Un espacio que combine formación, curiosidad, ejemplos reales y comunidad. Que no sea solo sobre cómo funciona una herramienta, sino sobre cómo hacerla funcionar a tu favor.
Y como todo viaje necesita una voz, he empezado también un podcast semanal. Puedes escuchar el primer episodio aquí.
En este primer episodio del podcast, además, recomiendo una charla del canal Espurna que me ha parecido especialmente lúcida: “La universidad está muerta. La IA va a cambiarlo todo”. Si tienes hijos en edad de decidir su camino formativo, o simplemente quieres entender hacia dónde va todo esto, creo que te puede interesar.
Llevo años hablando de educación, creatividad, tecnología. Proyecto Proteo no es una ruptura, sino una síntesis. Es el siguiente paso lógico de alguien que lleva mucho tiempo intentando que la educación no llegue tarde al futuro.
Gracias por acompañarme en este viaje a Sindesia, está siendo emocionante.
Dani Sanz