Viaje a Sindesia #24 Optimismo, algo está cambiando.
En las escasas seis semanas que llevamos en el nuevo año he recibido varias señales de que algo está cambiando en la manera en que los padres enfocamos la educación de nuestros hijos.
Evidentemente es algo que puedo estar viendo únicamente en mi “burbuja informativa” y sobre todo estoy sesgado por algunas actividades y encuentros que he mantenido justo en este periodo de tiempo.
Sea como sea soy optimista y me encuentro esperanzado. Espero que estas emociones se mantengan mucho tiempo porque es muy agradable.
Ser conscientes de lo que viene
Nadie sabe cómo será el futuro ni hacia dónde nos dirigimos, por eso es tan complicado aconsejar a nuestros hijos para que puedan orientar su propia educación. Nuestros padres no lo tuvieron más fácil con nosotros, siempre ha sido así.
Sin embargo, todos los padres en todas las épocas buscan la felicidad y bienestar para sus hijos y entendemos que su propia autonomía les llevará a alcanzar ese punto.
Luchamos con una disonancia cognitiva entre lo que sabemos que tenemos que hacer, fomentar su autoestima y autonomía, pero tendemos a sobreprotegerlos y tomar decisiones por ellos.
Pero lo importante es que sin conocer el futuro podemos intuir que su educación y experiencias de aprendizaje serán un pilar básico en la construcción de esa autonomía para que caminen seguros por el difícil viaje de la vida.
Ser conscientes de lo que viene no quiere decir que conozcamos exactamente lo que viene, pero empezamos a intuir que las velocidades entre la realidad dentro y fuera del colegio cada vez se alejan más.
Algunas familias han pasado las vacaciones escolares jugueteando con las nuevas herramientas de inteligencia artificial que han aparecido en el último año o incluso en las últimas semanas, pero solo algunas, porque otras familias ni se han enterado de que existen.
Cada vez hay más herramientas, no hablo únicamente de inteligencia artificial, que van a ayudar a que nuestros hijos tengan más autonomía y puedan ser más libres para aportar su valor a la sociedad y ser recompensados por ello sin tener que depender de empleos como los conocemos nosotros.
Si reflexionamos sobre cómo puede ser el futuro en el que nuestros hijos vivan es más fácil que nos demos cuenta que tenemos la obligación de cultivar en ellos la curiosidad de querer aprender de manera autodirigida, sin depender de los currículums o los docentes de la escuela.
No digo abandonar la escuela, entiendo que eso es muy complicado para la mayoría, pero al menos fomentar el aprendizaje en paralelo a la escuela.
¿Acaso hay algún riesgo en hacer esa apuesta?
Lo que no se aprende en el colegio
Decía que este optimismo que me ha venido recientemente puede deberse a ciertas casualidades, por eso soy prudente.
La fundación Value School, que se dedica a divulgar sobre conceptos de economía y finanzas personales, se puso en contacto hace tiempo para publicar su propia edición del libro que escribí para mis hijos con algunos consejos de vida y hace unos días ofrecimos una charla/entrevista repasando estos consejos orientados a adolescentes adultos.
Como puedes ver en los primeros minutos de la conversación esta organización filantrópica imparte formaciones en institutos sobre finanzas al margen de los contenidos reglados.
A raíz de esta charla se han puesto en contacto conmigo otros proyectos, asociaciones e incluso empresas que quieren facilitar este tipo de formaciones y buscan ayuda.
Un poco antes, en enero, un especialista en ciberseguridad y cibercooperante del INCIBE nos ofreció una charla en vivo dentro de la propuesta que ofrezco a los padres, docentes y academias de extraescolares que están dentro de la comunidad de mi plataforma Juegos Robótica.
Se trata de un divulgador que colabora con colegios e institutos para ofrecer formaciones a padres y alumnos sobre seguridad y privacidad en la era digital.
Te estarás preguntando por qué pongo estos ejemplos sí justamente ellos trabajan ayudando a los colegios y por lo tanto los niños reciben esos conocimientos en el colegio.
Las finanzas personales y la ciberseguridad son ejemplos tan claros que incluso los profesores y asociaciones de padres buscan y facilitan que personas ajenas a su centro educativo les ayuden con esas carencias, bien sea porque no están en el currículum o porque pese a estarlo no cuentan con docentes formados para transmitir esos conocimientos a sus alumnos..
Ahora piensa en otros ejemplos que no son tan demandados y por lo tanto no hay fundaciones o voluntarios que se estén enfocando en ello.
Pero voy más allá, piensa en áreas minoritarias que pueden ser interesantes para tus hijos en concreto y que requieran de mayor profundidad de la que puedan recibir en el colegio o incluso en una búsqueda por contenidos abiertos y gratuitos en internet.
En estas últimas semanas estoy siendo consciente de que cada vez más padres y madres van viendo este tema más claro.
He visto como una madre le decía a su hija, estudiante de secundaria, que no importaba si no podía estudiar para un examen que tenía en pocos días, con aprobar sería suficiente.
La razón es el tiempo en estado de flujo que la niña está dedicando a desarrollar un proyecto online que es una profunda base de datos de su saga de libros preferida para que el usuario pueda encontrar cualquier cosa interactuando con un chatbot.
Si le llega a decir que ni siquiera hace falta que apruebe el examen pensaría que estoy soñando.
Empiezo el 2023 tan optimista que me planteo si es necesario continuar con esta labor de reflexión/concienciación viajando a Sindesia.
Quizá ya hayamos llegado a Sindesia y yo aún no me había dado cuenta. ¿Qué opinas?
Te espero en la siguiente parada de este viaje a Sindesia, si es que no hemos llegado ya.
Dani Sanz