Viaje a Sindesia #29 Contemplación y aprender a parar.
Los contenidos y asignaturas que deben ser obligatorias y fundamentales en un currículum de un sistema educativo siempre son fuente de debate. Incluso viajando a Sindesia hemos hablado de lo que realmente importa.
En una época en la que la inteligencia artificial está cuestionando el rol de los educadores uno se pregunta cuál será la última frontera que invadirá la tecnología en la educación de los niños y muy probablemente tenga que ver con la filosofía y el autoconocimiento. No deja de ser curioso que sea justo un campo que empezamos a descuidar hace demasiado tiempo.
La carrera a ningún sitio
El “crecimiento personal” es un término menos castigado que cuando se habla de “autoayuda” en las estanterías de una librería, pero igualmente sigue sin ser algo que se trabaje en la escuela. De hecho, muchos profesores parecen el contraejemplo perfecto sumidos en la ansiedad y estrés de una vida que muchas veces se define como la carrera de la rata.
¿Quién ofrecerá a nuestros hijos el salvavidas en forma de conocimiento profundo que les sirva para vivir en calma? Ya sabes la respuesta, nosotros somos el modelo y la guía de nuestros hijos.
Siempre decimos que los niños no saben aburrirse, no saben estar sin hacer nada, no como cuando nosotros éramos pequeños. Es curioso que nos usemos de comparación en nuestro rol de hijos y no en el de padres. ¿Empleamos nuestro tiempo y atención de la misma manera que lo hacían nuestros padres y abuelos a nuestra edad? ¿Somos un buen modelo para nuestros hijos?
Es una gran responsabilidad educar sobre lo que es importante en la vida, en qué merece la pena poner la atención, cuándo tiene sentido pensar en el futuro y cuándo no, conocerse profundamente para saber elegir y cómo protegerse de todo lo que es externo y está fuera de nuestro control. Será lo último que consiga hacer la tecnología y cuando lo haga seguramente querrá decir que ya estamos perdidos.
Los niños ven la escuela como una obligación en vez de como un privilegio. Tenemos las tasas de depresión y suicidio en adolescentes más altas de la historia. Las vocaciones han desaparecido y cuando tienen que elegir estudios superiores todos quieren estudiar lo mismo por incentivos desconocidos, pero terminan estudiando cualquier otra cosa porque la nota no llega. Con suerte terminan de estudiar (lo que no querían) y acceden al desafiante mundo laboral. Y aún seguirán persiguiendo una zanahoria que nunca se alcanza igual que nos pasa a la mayoría.
Parecería que “caer” en algún punto de esa carrera puede ser una oportunidad de iluminación para conocerse mejor y saber que no hay un camino que recorrer ni hace falta llegar a ningún lado.
Puede que debido a algún obstáculo tu hijo o tu hija ha parado y no sigue el “camino marcado”. No trates de ayudarle a continuar el camino que llevan los demás. De hecho, tienes una oportunidad para reflexionar y darte cuenta si no eres tú quien debe cambiar.
Tú eres el guía. ¿Sabes dónde estás? No tires de tus hijos para seguir esa carrera a ninguna parte, aprovecha para parar y quédate con ellos en ese punto, ése es el lugar ideal.
Te espero en la siguiente parada de este viaje a Sindesia.
Dani Sanz